Los orígenes de la Semana Santa de Orihuela, están ligados a la Capilla del Loreto, ubicada en la Calle Mayor, junto al Palacio Episcopal. Fundada en 1536, allí tenían su sede cuatro cofradías con las invocaciones del Santísimo Sacramento, Purísima Sangre de Cristo, Nuestra Señora del Loreto y Nuestra Señora de los Desamparados. Sus obligaciones eran proveer la cera que se consumía en la Catedral y enterrar a los que morían desamparados y sentenciados por la justicia. Para realizar estos deberes, tenían una fábrica de cera y pedían limosna en una procesión que se organizaba el Viernes Santo por la tarde.
A esa procesión conocida como La Procesión de la Sangre de Cristo, se unían los ciudadanos que habían formado la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, establecida en la Catedral, pero con su imagen principal en el Loreto.
En 1622 se firma una concordia entre los mayordomos de la Soledad y del Santísimo Sacramento para evitar los disgustos entre los mayordomos de ambas cofradías, cuando pretendían llevar la procesión por distintos itinerarios. Se acuerda un recorrido fijo, además de pasar por el interior de la Catedral y de la Parroquia de Santa Justa, entrando por una puerta y saliendo por otra.
En los últimos años del siglo XVII, además de los mercaderes que ya colaboraban en la procesión de la tarde de Viernes Santo llevando el Santo Cristo, se incorporan los panaderos y horneros que desde 1692 sacan La Oración en el Huerto y el gremio de labradores que en 1695 sacan el conocido paso de La Diablesa, realización del imaginero fray Nicolás de Bussy.
En el siglo XIX, después del paréntesis ocasionado por la Guerra de la Independencia, el fraile franciscano Mariano de la Concepción Luzón hace que se renueven algunos pasos, salgan los “armaos”, se organice de nuevo la de Nuestra Señora del Pilar y que en 1852 Nuestro Padre Jesús de la Caída –obra realizada por Salzillo en 1770- salga el Martes Santo desde la iglesia de San Gregorio. Ya a mediados de siglo se celebran procesiones Domingo de Ramos, Martes, Miércoles, Jueves y Viernes Santo.
Después de la Guerra Civil, las procesiones empiezan a brillar de nuevo. Desde entonces hasta nuestros días se ha incrementado el número de pasos y creado nuevas cofradías, alcanzando una gran solemnidad con una participación masiva de nazarenos y de público, tanto local como foráneo, que acude a contemplar nuestra Semana Mayor.
Todo este legado que se ha acumulado durante siglos es un orgullo para Orihuela y se puede contemplar en iglesias y conventos donde algunas imágenes tienen culto y sobre todo en el Museo de Semana Santa.
Orihuela (Alicante)