El espectador que se acerque a esta exposición, verá la obra de dos artistas de trayectorias y discursos diferentes bajo una misma puesta común que se rebela ante el paso del tiempo. A partir de este diálogo, las piezas de cada una de las artistas se abren a un nuevo discurso que se materializa en el espacio expositivo a través de una fusión de diferentes lenguajes como la fotografía, la instalación y el material sonoro.
Cartas que llegan cuando ya no queda nadie habla de los sentimientos que casi nunca suenan. De la soledad. De la pérdida. De la decepción. De lo vulnerable que es el ser humano. Del paso del tiempo y de la imposibilidad de recuperarlo por mucho que hagamos intentos.
Vacío, silencio, huellas, signos que muestran una ausencia, son conceptos que abordan a esta propuesta expositiva, que funciona como una profunda metáfora de la soledad. Como si más que la presencia, el arte tuviera la función de señalar el rastro de lo que ya no está.
La exposición está acompañada de la publicación, en edición limita, del cuaderno homónimo publicado con motivo de la exposición.
Artistas participantes:
Sara V. Molina
Aita Salinas